La entrada en vigor del Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, por el que se declaraba el estado de alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19, obligaba, entre otras medidas, a la suspensión de las actividades educativas presenciales a todos los niveles y a su mantenimiento a través de las modalidades a distancia y on-line. Este hecho provocó que los distintos centros de enseñanza universitaria, especialmente las universidades presenciales, hayan tenido que realizar un gran esfuerzo en un corto período de tiempo para llevar a cabo la transición a la modalidad de enseñanza no presencial, así como la adaptación a las correspondientes medidas de evaluación.

La declaración del estado de alarma también afecto a las residencias universitarias que han visto como los jóvenes estudiantes que se desplazaban fuera de sus ciudades o países para realizar sus estudios de grado o máster, debían volver a sus casas.

Esta situación también ha afectado a las residencias universitarias que han visto como los jóvenes estudiantes que se desplazaban fuera de sus ciudades o países para realizar sus estudios de grado o máster volvían a sus casas.

Las residencias de estudiantes, consideradas como uno de los segmentos del real estate más rentables de nuestro país, han sufrido un parón en la inversión debido a la marcha anticipada de estudiantes, una reducción de las rentas en los contratos que han entrado en vigor y/o retrasos en los proyectos en curso, todo ello a consecuencia de la crisis provocada por la pandemia.

La consultora JLL revelaba en una cuesta realizada a los principales operadores del sector que, el 88% de los mismos ha visto afectado su negocio a causa del coronavirus, pero sólo el 17% considera que estos efectos se vayan a extender más de 12 meses.

La amenaza de nuevas olas del virus, las restricciones impuestas por los diferentes países y la escasez de vacunas han dificultado mucho el desplazamiento de estudiantes internacionales, por lo que los operadores del sector han centrado su estrategia en los estudiantes nacionales, mediante la oferta de incentivos y la puesta en marcha de medidas sanitarias de seguridad que garanticen una estancia segura en sus centros.

No todas las noticias son malas. Kirk Lindstrom, director de inversiones de la firma internacional de capital privado Round Hill Capital (RHC), afirmaba en una entrevista a Europa Press en octubre de 2020 que “España es un país atractivo para invertir y tiene mucho potencial, a pesar de la crisis del Covid-19, por sus fuertes fundamentales para inversores a largo plazo». A principios de este año, RCH, especializada en inversión, desarrollo y gestión de activos inmobiliarios, adquiría un terreno de 12.800 metros cuadrados en Aravaca (Madrid) para la construcción de un alojamiento para estudiantes, cuya apertura se prevé para el curso 2023/2024. 

El cierre de esta operación supone la entrada en el mercado español de un nuevo player que busca activamente nuevas inversiones en nuestro país consciente del importante desequilibrio entre la oferta y la demanda de alojamientos de estudiantes de alta calidad, tal y como informa el Observatorio Inmobiliario. Prueba de ello es que, en el curso 2019-2020, hubo un total de 526.300 jóvenes susceptibles de necesitar alojamiento frente las 94.057 plazas disponibles, según expertos de JLL.

Es más, en noviembre del pasado año, la operadora con mayor oferta de camas de estudiantes hasta la fecha en España, RESA (consorcio formado por Greystar, AXA y CBRE Global Investment Partners) firmaba la adquisición de cuatro residencias de estudiantes con la promotora inmobiliaria Urbania e Invesco, por un valor de 145 millones de euros. 

Según informa elEconomista, esta operación es considerada como la segunda más grande del sector. Tras esta transacción, Jeffrey Sújar, socio de Urbania y CEO de la división de residencias de estudiantes, afirmaba que esta operación era símbolo del gran interés que seguía mostrando el sector de las residencias de estudiantes entre inversores institucionales.

Las previsiones futuras son favorables en un sector en el que, a pesar de la ralentización causada por el coronavirus, han continuado produciéndose importantes operaciones de compraventa de activos y desarrollo de nuevos proyectos.