La crisis financiera de 2008 supuso un punto de inflexión en un modelo de financiación tradicional, en el que los bancos comerciales tenían un peso fundamental, dando paso a fuentes de financiación alternativas, como el Direct Lending o fondos de deuda privada. La constante búsqueda de financiación para conseguir liquidez ha llevado a las empresas, especialmente las de pequeño y mediano tamaño necesiten, a buscar refugio en la financiación privada para poder sobrevivir.

Lo que en un principio parecía presentarse como un complemento a la financiación bancaria, se ha acabado convirtiendo en el instrumento preferido por las compañías, que escogen obtener directamente financiación de fondos privados, sin pasar por los bancos, provocando un fenómeno conocido como “desintermediación bancaria”. 

Los fondos de Direct Lending (DL) se caracterizan, sobre todo, por ofrecer préstamos a más largo plazo (hasta 7 años), por dar mayor flexibilidad en las condiciones al prestatario (incluido el reembolso) y mayor rapidez a la hora de realizar la operación de lo que puede dar un banco comercial. Los DL suelen estar dispuestos a realizar préstamos a múltiplos más altos de Ebitda.

El plazo de amortización ofrecido en la financiación no bancaria es también mayor. Además, mientras que los bancos se encuentran limitados y regulados por normativas monetarias y bancarias, provocando endurecimientos en las condiciones de financiación, los fondos Direct Lending no se encuentran sujetos a este tipo de regulación.

Por su parte, en cuanto al coste de la financiación, la banca sigue teniendo un precio inferior al Direct Lending. Los bancos de préstamos apalancados operan con un tipo de interés de entre el 3,5 y el 6%, es decir, en el rango de márgenes de 350bps-600 bps, mientras que la mayoría de prestamistas directos tienen tipos de interés superiores al 5,5% (+550 bps de margen).

De acuerdo con datos publicados por Prequin en febrero de este año, la recaudación de capital para fondos de préstamos directos se incrementó un 62% desde enero de 2020. Los fondos Direct Lending tenían como objetivo destinar a este tipo de mandatos $150,3 mil millones a 25 de enero, con 266 fondos en el mercado, frente a los $93 mil millones en 204 fondos a enero de 2020.

Según el informe ´Alternative Lender Deal Tracker Autumn 2020´, elaborado por Deloitte, en los últimos 31 trimestres se registraron un total de 2433 acuerdos de Direct Lending en Europa, de los cuales, 880 fueron en Reino Unido y 118, en España.

Y es que España se está convirtiendo en uno de los focos de inversión más importantes de los fondos de deuda, que ven en su mercado grandes oportunidades de negocio. Grandes fondos como Blackstone, KKR, Sherpa Capital o Tikehau ya han realizado operaciones en nuestro país; y no sólo eso, firmas españolas como Oquendo, Alantra o Trea también ofrecen préstamos de este tipo.

Estamos ante una realidad en la que los bancos se encuentran en una pérdida progresiva de cuota de mercado como fuente de financiación, frente a los fondos de deuda privada en los que cada vez se invierte y se espera invertir más millones. Existen excepciones, el banco Santander, por ejemplo, se está adaptando a este nuevo esquema. Prueba de ello, es el propio fondo de deuda creado por esta entidad bancaria, el llamado Fondo Smart Santander, o Tresmares.