El despliegue del 5G, la aceleración y migración hacia entornos Cloud y la privacidad y protección de los datos ya habían puesto de manifiesto la criticidad de los centros de datos y su dependencia en todos los ámbitos de la vida. En 2020, este sector continuó creciendo al tener que adaptarse a la nueva realidad que supuso la pandemia a nivel global.
Los confinamientos generalizados, el distanciamiento social y el teletrabajo han supuesto que, muchas de las actividades cotidianas, así como el comercio y el ocio, hayan pasado de la esfera física a la digital. Esto ha impulsado la demanda de infraestructuras digitales, incluidos los centros de datos, ya que muchas empresas necesitan satisfacer la elevada demanda de los consumidores y cumplir unas expectativas sin precedentes.
El desarrollo y la implementación de nuevas tecnologías como el 5G, que hace posible ofrecer servicios de baja latencia que necesitan ser soportados por centros de datos ubicados cerca del usuario final, fortalecerán aún más este crecimiento y generará nuevas oportunidades para los inversores.
Ante la grave recesión económica provocada por la COVID-19, el panorama económico y social ha cambiado radicalmente con un cambio de paradigma hacia la digitalización de nuestra sociedad. Para apoyar la economía, la Unión Europea ha anunciado nuevas e importantes medidas económicas en las que la digitalización, y la necesidad asociada de capturar, transferir y procesar más y más datos, y la transición energética son una prioridad.
Para la digitalización de España, los fondos europeos Next Generation EU contemplan una asignación de más de € 70.000 millones, según el Plan España Digital 2025 presentado por el Gobierno. Estos recursos invertidos podrían convertir al país en el principal nodo digital del sur de Europa.
España, debido a su posición geográfica, es un punto estratégico en cuanto a las redes de comunicación transfronterizas con Europa, América y África. La consecuencia ha sido la aprobación de la instalación de diversos cables submarinos que nos conectan con estas áreas geográficas y que este año llegarán a las costas españolas. A finales de este año, España habrá triplicado su capacidad instalada.
Y es que en los próximos 10 años (2030), el mercado espera que haya 30 veces más datos y más de 1.000 veces más servidores instalados en los centros de datos.
Sólo en Europa, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea declaró inválido, en julio de 2020, el Escudo de Privacidad para la realización de transferencias internacionales de datos a Estados Unidos, al considerar que la legislación de este país no protegía adecuadamente los datos personales. En consecuencia, los datos europeos que antes se guardaban en EE.UU. tendrán que ser trasladados y guardarse en la UE, impulsando la demanda de espacio para centros de datos locales.
Requisitos de sostenibilidad energética
A medida que crece el mercado mundial de los centros de datos, la cuestión de la sostenibilidad se ha hecho patente. Los centros de datos son el quinto mayor consumidor de energía del mundo. En 2019, los centros de datos y las redes de transmisión de datos representaron, cada uno, el 1% del uso mundial de electricidad. Dentro de la UE, los centros de datos supusieron el 2,7% de la demanda de electricidad en 2018 y llegará a más del 3,2% en 2030 si el desarrollo continúa en la trayectoria actual.
La Comisión Europea pretende que todos los centros de datos sean neutros desde el punto de vista climático para 2030 mediante la mejora de la eficiencia energética y el uso fuentes de energía renovables.
En este sentido, Finenza está trabajando en la búsqueda de inversores para una nueva empresa de centros de datos, que tendrá su sede en España. Su actividad se centrará en la inversión y coinversión en data centers de toda Europa que aporten una clara diferenciación en beneficio de los clientes: campus digitales y renovables.